Esse conto veio dos irmãos Grimm. A foto é do site BioCare e a ilustração é de Arthur Rackham.
Havia, uma vez, um homem muito velho, cujos olhos eram embaçados, seus ouvidos cansados de ouvir, seus joelhos trêmulos, e, quando se sentava à mesa, mal podia segurar a colher, e derramava o caldo sobre a toalha ou deixava escorrer pela boca.
O seu filho e a esposa dele achavam aquilo muito repugnante, até que fizeram o velho avó se sentar num canto, atrás do fogão, e lhe davam pouca comida em uma tigela de barro. Ele olhava a mesa com olhos afogados em lágrimas. Certo dia, sua mão trêmula não segurou a tigela, que se despedaçou no chão. A jovem esposa o repreendeu, ele suspirou apenas. Compraram eles, então, por cinco centavos, uma tigela de madeira na qual o velho teria que comer.
Sentados, dias depois, o filho e a esposa notaram o neto, de apenas quatro anos, coletando pedaços de madeira do chão. "O que faz aí?" perguntou seu pai. "Estou fazendo uma gamela", replicou o garoto, "para o papai e a mamãe comerem quando eu for grande."
O homem e a mulher entreolharam-se por alguns instantes, até que começaram a chorar. Eles levaram o avô até mesa e, desde esse dia, sempre o deixaram comer com eles e nunca disseram mais nada quando ele derramava qualquer coisa.
Versión en Español
El abuelo y su nieto
Esto es especial, en homenaje a los abuelos y abuelas todo el mundo, comemorando su día este 26 de julio! "Un abuelo es aquel que tiene plata en su pelo y oro en su corazón", dice la sabiduría del pueblo. ¡Disfrute de sus abuelos y abuelas de la mejor manera que pueda. Ellos son un libro precioso lleno de historias increíbles! Este cuento vino de los hermanos Grimm. La foto es del sitio BioCare y la ilustración es de Arthur Rackham.
Una vez, un hombre muy viejo, cuyos ojos eran borrosos, sus oídos cansados de oír, sus rodillas trémulas, y, cuando se sentaba a la mesa, apenas podía sostener la cuchara, y derramaba el caldo sobre el mantel o dejaba escurrir por la boca.
El hijo y su esposa hallaron aquello muy repugnante, hasta que hicieron que el viejo abuelo se sentara en un rincón detrás de la cocina, y le daban poca comida en un tazón de barro. Él miraba la mesa con ojos ahogados en lágrimas. Un día, su mano temblorosa no agarró el tazón, que se rompió en el suelo. La joven esposa lo reprendió, y él solamente suspiró. Ellos compraron entonces por cinco centavos, un tazón de madera en el que el viejo tendría que comer.
Sentados, días después, el hijo y la esposa notaron al nieto, de apenas cuatro años, recogiendo pedazos de madera del suelo. "¿Qué haces ahí?" Preguntó su padre. "Estoy haciendo una batea", replicó el chico, "para papá y mamá comer cuando sean viejos."
El hombre y la mujer se miraron entre sí por unos instantes y luego rompieron a llorar. Ellos llevaron al abuelo hasta la mesa y, desde ese día él siempre comió con ellos y nunca más dijeron nada cuando derramaba alguna cosa sobre el mantel.
*Con muchas gracias a mi amigo y profesor Carlos Hantis por la ayuda con la traducción 😊
*Con muchas gracias a mi amigo y profesor Carlos Hantis por la ayuda con la traducción 😊